jueves, 8 de marzo de 2012

LA ALQUIMIA DEL AMOR


Todo enamoramiento verdadero implica una transformación personal importante. Del enamoramiento al amor establecido, del maravilloso estado de embriaguez a la realidad diaria hay un largo trecho.

El hombre actual ha alcanzado altos niveles científicos y técnicos; pero en muchos sentidos está perdido sin brújula.

La vida tiene hoy un ritmo trepidante, todo va demasiado deprisa. En el mundo occidental hemos cambiado más en las últimas décadas que en todo un siglo. Las transformaciones en las ideas, las modas, las costumbres y las concepciones sobre la vida se suceden aceleradamente. Por eso, ante estos vaivenes bruscos, súbitos, inesperados, el hombre necesita estar al día, reciclarse, lo cual implica desechar lo que no tiene validez y aceptar lo nuevo, siempre que sea positivo y favorezca el progreso personal y general. Y esta es una operación dificil.

Por medio cruza la vida cotidiana, que sigue siendo la gran cuestión. Lo cotidiano no es nunca banal, ni insignificante, ni puede descuidarse. En ello se encierra buena parte del secreto de la vida. Las cosas pequeñas son las importantes; las que hay que cuidar con esmero. Hay que aprender a descubrir la arqueología de la vida, y el mejor modo es seguir esa dirección.

Así pues, señalaremos como ingredientes del amor conyugal:

a)      Sentimiento.- el amor conyugal es, ante todo, un sentimiento. Pertenece, por tanto, al terreno de la afectividad. Si el amor humano es algo, es entrega, búsqueda del bien y la felicidad del otro, un constante acto de dar y recibir.

"Amar es aprobar, dar por buena a esa persona, celebrar que exista".

(Joseph Pieper).

b)      Tendencia.-  esta surge de la intimidad y consiste en inclinarse hacia el otro de modo persistente. Es la consecuencia de la atracción. La comunicación y el progresivo conocimiento mutuo serán los apoyos o bases de la pareja y la convivencia.

Esta tendencia psicológica tiene una primera instancia sexual. Por eso este amor es distinto de la amistad o de otros tipos de amor. El amor conyugal es sexuado, y en él se van a completar dos psicologías sexualmente distintas. Pero no conviene perder de vista que amor no es lo mismo que sexualidad. De lo contrario, estaríamos ante una relación preindividual y anónima, que no busca el bien ajeno, sino la satisfacción propia. Este asunto está bastante distorsionado en la actualidad, pues la decadencia del mundo occidental ha convertido las relaciones sexuales en una especie de juego trivial, un conjunto de sensaciones sin ningún compromiso. De este modo la sexualidad se degrada, se trivializa y al final se convierte en algo catártico o neurotizante. Hay que recuperar el verdadero sentido antropológico de la sexualidad, que en la vida conyugal revela y esconde a la vez la profundidad y el misterio de la compenetración de dos personas que se quieren.

La tendencia es, por tanto, sexual, psicológica, espiritual y cultural. En cada caso se produce un intercambio de flujos. Si esto no es así, la pareja no se comunicará, será incapaz de establecer puentes de afinidad, conexiones de entendimiento, intereses comunes.

El amor debe apoyarse en los valores. Ese será el mejor baluarte para que el edificio no se derrumbe ante las primeras adversidades serias que, inevitablemente, llegarán en algún momento.

c)Voluntad.- el amor necesita del ejercicio de la voluntad, porque lo refuerza, lo afirma, hace que se consolide mediante una conquista diaria audaz y perseverante. El amor hay que cuidarlo. La confusión, el paso de los días y las dificultades de la vida erosionan el amor humano. Por eso hay que estar atento y aplicar la fuerza de la voluntad, que no es otra cosa que tesón, firmeza que no se doblega, insistencia en los objetivos. Y ello encaminado a mejorar ese amor. ¿Cómo conseguir acrecentar y perseverar en el amor?. Corrigiendo, modificando y perfeccionando esa relación afectiva. En definitiva, enmendando la conducta al compás de la vida en común, saliendo al paso de sus dificultades, poniéndoles remedio.

d)Inteligencia.- en el amor de la pareja también son clave ciertas dosis de inteligencia. Su participación aligera la convivencia y permite que la afectividad de ambos congenie mejor. Inteligencia es conocer al otro y a uno mismo, saber qué resortes se deben poner en juego.

Aparentemente su concurso quita espontaneidad a esa relación, pero no es así. Lo que en realidad hace es darle firmeza, consistencia, solidez arquitectónica.

Cuando el amor es solo sentimiento, puede ocurrir que dependa exclusivamente de las sensaciones, y se concrete en algo inmaduro, adolescente. El amor debe recorrer un trayecto adecuado: comenzar siendo algo puramente emocional y, con el tiempo, ascender a la cabeza, volverse racional, reflexivo, coherente, pero sin perder la frescura y viveza de sus primeros pasos. Así se consigue un amor duradero y maduro: con el corazón y la cabeza.

e) Filosofía o proyecto común.-  el amor necesita una filosofía común de la pareja, una forma similar de entender la existencia, tanto en las creencias como en las actitudes básicas, pasando por una comprensión parecida de la realidad. Así se establecen el juego de alianzas de la compenetración.

La vida en común no se da hecha, hay que realizarla, inventarla, anticiparse a ella. Y si no se parte de unos criterios relativamente iguales, aparecerán más tarde las diferencias de interpretación, los puntos de vista diametralmente opuestos, la dificultad de vivir juntos. Tiene que haber algo dentro que active y haga funcionar el amor.

f) Compromiso.- el amor conyugal es compromiso. La libertad queda recortada en el amor humano.

"Amar es elegir, y elegir es seleccionar y renunciar a otras posibilidades".

(Prof. Enrique Rojas).

El compromiso es una especie de obligación que se contrae con el futuro de otra persona, estableciéndose un acuerdo que es promesa y reserva de vida afectiva. No hay amor conyugal auténtico si no existe un compromiso voluntario y responsable. En consecuencia, se exige la libertad del otro.

g) Fluencia y dinamismo.- toda vida humana es dinámica, y también la conyugal. La pareja ha de saber que, a medida que la vida transcurre, hay fragmentos de ella que giran, se modifican, avanzan, se orientan de otro modo.... Esto trae consigo una movilidad que es normal y buena, y que hace necesarias las sucesivas adaptaciones a las circunstancias personales y de pareja.

Esta es la alquimia del amor conyugal. Un sentimiento y una tendencia que necesitan de la voluntad, la inteligencia, el compromiso, la fidelidad..... Su fondo, ya lo hemos mencionado, entrega y donación a la persona amada.

http://www.mercaba.org/Delgado_01.htm

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